viernes, 1 de mayo de 2009

Hacinamiento Carcelario

En la prensa nacional fue noticia obligatoria. Muerte en Colina 2 tituló un periódico nacional. Hubo reflexiones y reportajes que acusaron la triste realidad que se vive al interior de las cárceles. Unos se conmovieron y otros simplemente fueron indiferentes.

Pero la pregunta obvia es ¿Se pudo evitar?. La respuesta no quizás mas objetiva, pero si más necesaria era la afirmativa. ¿Pero cómo?. Evitando el hacinamiento.

La sobrepoblación carcelaria no sólo denuncia que en Chile se encarcela con facilidad, también evidencia la falta de espacios de reclusión digna, la baja cantidad de funcionarios, la debilidad de las salidas alternativas y la visión electoral del tema de la seguridad ciudadana.

Hoy en día, es vital construir unidades penales para permitir un cumplimiento en condiciones humanas de la condena, que tiendan a la reinserción, rehabilitación y resocialización de los internos. Cárceles sobre-pobladas son ineficientes e ineficaces para lograr estos objetivos.

Entendido lo anterior, se devela la falta de coordinación de las políticas públicas vinculadas a la seguridad ciudadana. Si en Chile se optó por un modelo acusatorio que incrementa la cantidad de reclusos, lo óptimo era contar con más establecimientos penitenciarios capaces de resistir su pronta ocupación.

Era necesario además, invertir en la contratación de más personal gendarme y elevar la planta técnico-profesional, capacitar al personal a cargo y desde ya mejorar sus condiciones laborales.

Con todo, la creación de programas de trabajo intramuros debe incluir planes de esparcimiento y salud física y sobre todo mental, de quienes cohabitan en las dependencias producto de sus funciones gendarmes o técnico-profesionales.
Walters Lazcano Pavez

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